jueves, 27 de noviembre de 2008

La batalla de Saratoga

En octubre de 1777 un ejército británico bajo el mando del John Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte del estado de Nueva York. Este fue el golpe de gracia y propagandístico que necesitaban los colonos para su independencia.  La expedición estaba comandada por el general John Burgoyne y pretendía llegar a Albany. Sin embargo fueron interceptados y tuvieron que presentar batalla en Freeman, cerca del río Hudson. Aquí estaban los colonos comandados por Benedict Arnold (que después fue traidor), Horati Gate y Daniel Morgan. Este último comandaba a fusileros vestidos con pieles y que eran antiguos cazadores.
El general Burgoyne contaba con 600 mercenarios alemanes (los británicos llegaron a utilizar hasta 16.000 en toda la guerra) para tomar la granja. El 9 de septiembre Morgan tiene a sus hombres bien escondidos en un bosque contiguo a la granja y en los trigales de la misma. Una vez se acercan los mercenarios alemanes, los fusileros salen de sus escondites y disparan a los enemigos, produciendo gran sorpresa entre estos y provocando que caigan a decenas. Burgoyne entonces manda otros 600 más, que también caen. Los británicos retroceden, pero Burgoyne resiste y consigue poco tiempo después tomar la granja.
Luego se lanzó un ataque a los británicos. Con los cañones incautados a los británicos bombardean la granja y consiguen la rendición de Burgoyne. Éste, antes de morir, pidió ser enterrado en el campo de batalla, y para ello varios soldados británicos se reunieron, lo que llegó a confundir a los colonos. Creyendo que los enemigos se estaban reorganizando para otro ataque, empezaron a cañonear la zona en que estaban enterrando a Simon Fraser, y aunque no dieron en el blanco sí produjeron que los que se esforzaban en la faena fueran salpicados por la arena y el polvo. Al final se le pudo enterrar entre una lluvia de balas de cañón. Este hecho produjo esta frase de un general alemán llamado Riedesel: «¡qué gran entierro para un gran guerrero!»

Crucifixión de San Pedro (Caravaggio)


Es una obra maestra del pintor italiano Caravaggio. Está realizado al óleo sobre lienzo y tiene unas dimensiones de 230 centímetros de alto por 175 de ancho. Fue pintada para la capilla Cerasi de la iglesia de Santa María del Popolo de Roma, Italia.
Es óleo sobre lienzo, de carácter intencionadamente antiheroico y anti-áulico.
La pintura representa el martirio de San Pedro por medio de la crucifixión, si bien Pedro pidió que su cruz fuera puesta al revés para no imitar a su maestro, Cristo. El gran lienzo muestra a tres esbirros romanos, figuras tenebrosas, con el rostro oculto o apartado , luchando por erigir la cruz del anciano pero musculoso san Pedro. Pedro es más pesado de lo que su cuerpo con muchos años sugeriría, y la erección de su cruz requiere los esfuerzos de tres hombres, como si el crimen que perpetran ya les pesara. Su gesto, según Roberto Longhi es más propio de trabajadores ocupados que están ocupados haciendo su trabajo, que de verdugos. Tiran, levantan y hacen palanca contra la cruz, en posiciones feas y banales, como queda en evidencia en el trasero amarillo y los pies sucios del esbirro que queda en la parte izquierda del primer plano .
Esta crucifixión no es sangrienta, pero no está ausente el dolor. Es un zigzag de diagonales, que pronostican el inevitable martirio. Es una escena sombría que se desarrolla en un campo pedregoso .
En el cuadro, la luz baña a la cruz y al santo, ambos símbolo de la fundación y de la construcción de la iglesia, a través del martirio de su fundador.

¿Qué sentían los gullotinados?


Para efectuar la decapitacion se utilizaban artefactos como la Guillotina o armas como un hacha, una espada, un cuchillo. Pero realmente ¿que pasa cuando una cabeza es cortada del cuerpo?
Una muerte extremadamente dolorosa. La cabeza y el cuerpo no mueren al momento de la decapitacion, sino que siguen vivos. Una cabeza decapitada puede seguir pensando, por lo que un decapitado aun puede darse cuenta de lo que sucede e -incluso- sentir dolor, el cuerpo tambien sigue vivo, pues el corazon aun sigue bombeando sangre por 20 o 25 minutos despues de separarse de la cabeza.
Durante los tiempos de la revolucion francesa, la decapitacion por guillotina era un acto comun y segun los especialistas de la epoca el mas indoloro, pues la muerte se daba por asfixia y la perdida de conciencia era instantanea, lo unico que sufria el ejecutado era el dolor de unas milesimas de segundo que tardaba la cuchilla en cortarle el cuello. Y así murieron más de 800 personas por día en las épocas más intensas de la revolución.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Los ordenadores hace 2 siglos


Los primeros "ordenadores" aparecieron en el siglo XIX.

Entre ellos:



Máquina de tejer de Atkinson


A comienzos del s. XIX, Jacquard inventó el primer telar automático. Este telar entrecruzaba los hilos para formar el tejido de manera que, tras introducir el tipo de ligamento que se quería obtener a través de una tarjeta perforada, iba situando los hilos de forma automática. Podemos considerar las tarjetas perforadas como el primer sistema de control programado, en el que se basaría años después el método de programación de los primeros ordenadores.

El siguiente paso lo dio el estadístico estadounidense Herman Hollerith, que en 1880 utilizó tarjetas perforadas para procesar datos. Así logró compilar la información estadística destinada al censo de población de 1890 de Estados Unidos.

Pero fue el equipo compuesto por los matemáticos británicos Charles Babbage y Augusta Ada Byron el que, también en el siglo XIX, elaboró los principios de la computadora digital moderna.Una de sus invenciones, la máquina analítica, ya tenía muchas de las características de un ordenador moderno: un flujo de entrada, una memoria para guardar los datos, un procesador para las operaciones matemáticas y una impresora.