martes, 14 de abril de 2009

El Sosias de Stalin

Sosias son individuos que tienen un parecido extraordinario con otra persona hasta el punto de ser confundidos con ella.

Los Sosias han sido a lo largo de la historia utilizados por agencias de inteligencia y seguridad de varios gobiernos para utilizarlos como medio de protección de sus dirigentes políticos, al colocar a estos “dobles” en situaciones que pudieran resultar peligrosas para la integridad de un mandatario.

Sobre Josif Stalin se rumoreaba que utilizaba a Sosias en algunas presentaciones. Esta sospecha toma cuerpo a raíz de una entrevista publicada por el diario ruso Komsomolskaia Pravda a Felix Dadaiev, un daguestaní de 82 años que afirma haber sido uno de los cuatro sosias oficiales del mencionado presidente.

Su historia comienza durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue herido en el frente en 1942 e internado en un hospital. Durante su recuperación fue captado por agentes del Comisariado Popular para asuntos internos . Una vez restablecido fue conducido a Moscú en un vuelo con su destino sellado: ser sosias de Stalin. A su familia le notificaron que había fallecido.

Una vez en la capital soviética, Felix fue sometido a numerosas pruebas fotográficas y a una rigurosa dieta con el propósito de hacerle ganar peso para hacerlo más análogo al líder que esperaba sustituir. Ejercicio que llevo a buen término en varias paradas militares en la Plaza Roja, en la tribuna del mausoleo a Lenin y en un viaje al aeropuerto para la histórica conferencia de Teherán de 1943.

Les dejo una fotografía donde aparecen los dos de perfil. [stalin-junto-a-su-sosias.jpg]

martes, 7 de abril de 2009

¿Mussolini romántico?

El diario de Clara Petacci, compañera sentimental de Mussolini y fiel admiradora, desvela 54 años después de ser colgada boca abajo junto al dictador italiano que éste era romántico y apasionado. Su diario está plagado de las frases apasionadas que el “Duce” le habría dedicado durante su larga historia de amor.
Al parecer, Petacci también anotaba las llamadas de teléfono que Benito Mussolini le hacía cada día, a veces cada hora, así como sus excusas por no poder dedicarle más tiempo debido a sus obligaciones de gobierno. “Amor, cuantas veces te miré ayer. Te miraba siempre. Te amo tanto, me gustas tanto (…) Para mi no existe otra mujer como tú. La única a la que amo y que me interesa”, recogía así Petacci las frases que el “Duce” le dedicaba.
“Claretta”, que admiraba desde joven a Mussolini, le conoció en 1932 y poco después comenzaron una relación. En el momento del encuentro Petacci tenía 20 años y el “Duce”, 49. Mussolini mantuvo una larga relación con ella mientras estaba casado con Rachelle Guidi, con quien tuvo tres hijos.
Según los historiadores, Claretta profesó siempre un amor incondicional por Mussolini que le llevó incluso a sacrificar su vida, pues según algunos testimonios cuando dispararon contra el “Duce” para ejecutarle, ella se cruzó en el camino de las balas en un intento de protegerlo.

La Sociedad Lebensborn

La Sociedad Lebensborn fue creada el 12 de Diciembre de 1935 por Heinrich Himmler, el jefe de las SS. En parte como respuesta al decreciente índice de natalidad alemán, promoviendo políticas nazis de eugenasia para crear la raza superior que poblaría Europa. El programa proporcionaba incentivos a los alemanes, especialmente agentes de las SS de tener más niños. Su objetivo era que ningún niño ario quedara sin nacer.
Inicialmente esta sociedad servía de institución benéfica para las mujeres de los oficiales de las SS. Tenía maternidades y les proporcionaba ayuda familiar. Pero más adelante, también aceptó mujeres solteras que estaban embarazadas o habían dado ya a luz y que necesitaban ayuda, pero antes examinaban a la madre y al padre del niño para comprobar que fueran racialmente valiosos.
El primer hogar Lebensborn fuera de Alemania fue creado en Noruega, donde llegó a haber 15. Aquí su principal objetivo era ayudar a los niños de soldados alemanes y mujeres noruegas. En otros países ocupados las relaciones entre soldados alemanes y mujeres locales estaban prohibidas por ser consideradas razas inferiores. Sin embargo en Noruega pasó lo contrario, Himmler admiraba la "sangre vikinga" de los noruegos y animaba la procreación con mujeres noruegas, que eran consideradas arias puras.
Ya durante la guerra estos niños y sus madres despertaron el rechazo del pueblo y del gobierno noruego en el exilio en el Reino Unido y al acabar la guerra unas 14,000 mujeres fueron llevadas a campos de trabajos forzados durante año y medio, donde muchas fueron violadas.